TIEMPO DE CERVANTINO
Texto de Alejandro Galllardo y foto por Sandra Aguilar
Día 11 de noviembre del 2010, son las 10 pm, hace bastante frío y el lugar transmite un sentimiento de soledad absoluta, pero ahí nos encontrábamos, el equipo de D´fondo preparado para una noche intensa, llena de emociones y grandes experiencias en El Festival Cervantino 2010. Eran las 11 pm y el equipo de trabajo estaba listo para emprender el viaje. Una gran fiesta en el camión nos recordó que el cervantino había comenzado, botellas de tequila, vodka, mezcal, latas de cerveza y los infaltables cigarrillos.
Aproximadamente las 6 am, nos encontrábamos en la ciudad de Guanajuato, una ciudad que nos recibía con un frío intenso pero indudablemente con un sabor especial. El día había comenzado, el sol calentaba la mañana y el frío afortunadamente para nosotros había desaparecido, nos dirigíamos al lugar en el que nos alojaríamos los próximos 3 días en la ciudad.
Aproximadamente las 6 am, nos encontrábamos en la ciudad de Guanajuato, una ciudad que nos recibía con un frío intenso pero indudablemente con un sabor especial. El día había comenzado, el sol calentaba la mañana y el frío afortunadamente para nosotros había desaparecido, nos dirigíamos al lugar en el que nos alojaríamos los próximos 3 días en la ciudad.
Es un recorrido difícil, principalmente por la distancia, las grandes subidas y bajadas que caracterizan las calles del la ciudad, terminan por vencerte en algunas ocasiones. Después de caminar por algunos minutos llegamos a la casa, bastante amplia y cómoda, contenía todo lo necesario para divertirnos, así empezó nuestro primer día en Guanajuato.
Las noches en Guanajuato son excitantes llenas de colorido, música, baile, cánticos, expresiones de alegría de todo tipo; punks, darketos, emos, la verdad es que no importa, el cervantino nos emociona y nos hace olvidar prejuicios, solo queremos pasar un buen rato.
Sus callejones son escenario de varios espectáculos públicos, para algunos es la esencia del cervantino, estudiantes, turistas y pobladores han hecho una tradición local el “callejonear”.